1. seguir su ejemplo
Cuando dejas que tu niño tome las riendas del juego, te adentras en su mundo imaginativo. Tanto si construye una torre como si juega a fantasear, permítele dirigir la actividad. De este modo, ganará confianza en sí mismo y se sentirá capaz de tomar decisiones.
También refuerza vuestro vínculo, porque ven que te interesas de verdad por lo que les gusta. Al formar parte de su mundo, contribuyes a fomentar su creatividad y su capacidad para resolver problemas.
2. ponte a su nivel
Ponerte físicamente a la altura de tu niño -sentarte en el suelo, agacharte en su mesa o unirte a ellos en el patio de recreo- crea una sensación de cercanía. Cuando estás cara a cara, es más fácil conectar y tu niño siente que estás totalmente involucrado.
Esto también hace que sea más natural participar en el juego, demostrando que no eres un mero observador sino un verdadero participante.
3. utiliza juguetes abiertos
Juguetes como bloques de madera, Túneles apilables, marionetas de dedoLos materiales para manualidades son ideales para fomentar el juego imaginativo porque pueden utilizarse de muchas maneras. En lugar de centrarse en crear algo específico, disfrute de la libertad de juego abierto con tu niño.
Construyan juntos, hagan alguna tontería o déjense llevar por sus ideas. La belleza de los juguetes abiertos es que permiten una creatividad sin límites, ayudando a los niños a pensar con originalidad y a encontrar nuevas formas de explorar y resolver problemas.
4. jugar a fingir
El juego de fantasía es la puerta de entrada a la imaginación de tu niño. Ya sean superhéroes, médicos o tenderos, únete a su mundo de fantasía y deja que tu imaginación siga la suya.
Fingir juntos permite a los niñitos explorar distintos papeles, emociones y situaciones en un espacio seguro. También les ayuda a desarrollar el lenguaje y las habilidades sociales mientras se desenvuelven en distintos papeles. Para ti, es una oportunidad de entender cómo ven el mundo e interactúan con él.
Saber más sobre el sobre los distintos tipos de juego.
5. disfrutar del juego al aire libre
Juego al aire libre ofrece un cambio de escenario y un espacio para que ambos os mováis y exploréis. Ya sea jugando a atrapar la pelota, dándole patadas o simplemente paseando por la naturaleza, las actividades al aire libre fomentan el movimiento físico y el descubrimiento.
Estar al aire libre también invita a momentos espontáneos de alegría, como encontrar una roca fresca, avistar pájaros o sentir la brisa. Jugar al aire libre es una forma estupenda de romper la rutina y compartir el sentido de la aventura con tu niño.
6. crea tradiciones de juego
Las rutinas de juego regulares y predecibles pueden convertirse en una parte muy apreciada de la vida familiar. Ya sea una noche semanal de juegos en familia, una sesión de manualidades o tiempo de lectura antes de acostarse, estos momentos crean una sensación de estabilidad y conexión.
A los niños les encantan las rutinas, y reservando un tiempo para jugar, les demuestras que pasar tiempo juntos es importante. Estas sencillas tradiciones se convertirán en momentos que tu niño recordará y esperará con impaciencia.
Lee más sobre lo esencial para jugar en cada etapa del desarrollo aquí.
7. estar presente
Una de las formas más eficaces de jugar es prestar toda tu atención. Los niños perciben cuando estás distraído, así que aparta el teléfono u otras distracciones y concéntrate por completo en la actividad. Incluso un breve período de atención plena y concentrada puede tener un gran impacto.
Cuando estás presente en el momento, le dices a tu niño que él es tu prioridad y que su juego es importante para ti. Esto crea un sentimiento de conexión más profundo y hace que el tiempo de juego sea más significativo.
Jugar con tu niño consiste en estar presente y divertirse juntos. Ya sea fingiendo, creando o jugando al aire libre, estos sencillos momentos pueden reforzar vuestro vínculo y crear recuerdos duraderos.