compartir e interacciones sociales
Cuando los niños se reúnen alrededor de la mesa, la hora de comer se convierte en una experiencia de aprendizaje. Puede que aún no se den cuenta, pero cada comida está llena de oportunidades para aprender a relacionarse con los demás.
Cuando se sientan con la familia, aprenden a respetar turnos, a expresar sus deseos e incluso a descubrir la magia que hay detrás de decir "por favor" y "gracias". Estos momentos les muestran que compartir una comida es también compartir conversaciones.
Imagínate la emoción de tu niño al darse cuenta de que puede decir "más, por favor" cuando quiere un poco más de comida. Estas pequeñas frases pueden parecer sencillas, pero son bloques de madera para una comunicación eficaz.
Además, les enseñan a ser pacientes. Esperar a que todo el mundo esté servido o a que la comida se enfríe puede ser una verdadera prueba, pero todo forma parte del desarrollo.
Y no olvidemos la montaña rusa emocional que supone la hora de comer. Los niños pequeños experimentan grandes sentimientos: orgullo cuando consiguen recoger una cucharada de copos de avena, o decepción cuando se acaba su comida favorita.
Estas emociones les enseñan a gestionar sus sentimientos y a reconocer los de los demás.
vínculo familiar
Para los niños, las comidas en familia son realmente especiales. Las comidas en familia ofrecen la oportunidad de estrechar lazos, creando una sensación de unión que les envuelve en un sentimiento de seguridad y conexión.
Sin pantallas ni otras distracciones, la hora de comer se convierte en un momento para centrarse los unos en los otros. Compartir historias sencillas de su día o hablar de la comida que tienen delante hace que los niños se sientan valorados y escuchados.
Es en estas conversaciones donde empiezan a ganar confianza, aprendiendo que sus pensamientos y palabras importan.
Las rutinas también desempeñan un papel fundamental. Para los niños, las comidas regulares en familia proporcionan un ritmo reconfortante a su día.
Ya sea el desayuno o la cena, estos momentos aportan una sensación de estabilidad y la oportunidad de hacer una pausa, demostrándoles que, por muy ajetreada que sea la vida, siempre hay tiempo para reunirse en familia.
rutinas a la hora de comer
La constancia es fundamental para los niños, y las rutinas a la hora de comer son como un Doudou. Cuando saben que van a comer siempre a la misma hora, se sienten más seguros y dispuestos a explorar su mundo.
La regularidad en las comidas les ayuda a controlar el hambre y a evitar las crisis, lo que hace que la experiencia sea más agradable y llevadera.
Al introducir una variedad de alimentos durante las comidas, ayudas a tu niño a desarrollar una relación sana con lo que come.
En lugar de sentirse presionado a comer todo lo que hay en su plato, puede tomarse su tiempo para explorar nuevos sabores y texturas a su propio ritmo.
Involucrar a los niños pequeños en las rutinas de las comidas también es una forma estupenda de fomentar su confianza. Las manitas pueden ayudar a poner la mesa, elegir una servilleta de colores o incluso lavar la fruta y la verdura. Cuando participan, se sienten orgullosos y comprometidos, lo que hace que la hora de comer sea aún más divertida.
En el viaje de la primera infancia, la hora de comer desempeña un papel crucial en el desarrollo. No se trata solo de alimentar a los niñitos: es un momento para que aprendan a comunicarse, entablen relaciones y exploren sus emociones.
Al compartir las comidas, los niños pequeños adquieren confianza y empatía, y descubren el placer de la conexión y la rutina.